En un blog dedicado a la imagen del historiador no podía faltar el gran Jacques Le Goff. Por supuesto, grande en perímetro troncal, pero también en ese oficio intelectual que él ha sabido como nadie explotar. Así pues, ¡cómo no buscar imágenes de Le Goff, con su sempiterna pipa y su panza rebosante, fruto seguramente del sedentarismo necesario para digerir el milenio que dura una Edad Media, pero también del amor galo por la buena mesa! Nótese además cómo esa exuberancia física se traslada al espacio que le circunda, lleno, no, atiborrado de libros. No hay en estas palabras burla alguna o ironía malsana, sino la sincera admiración por el máximo exponente de la Historia de las mentalidades, por quien escribió títulos como La civilización del Occidente medieval (1964) o Los intelectuales en la Edad Media (1985).
PS: El 1 de abril, en el mes de la lluvia, se nos ha ido.
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