El día que yo brindaba por mi particular paso del Ecuador Elizabeth Eisenstein fallecía con 92 años, y yo sólo lo he sabido con unos cuantos meses de retraso. A decir verdad, me la imaginaba joven y lozana, quizás porque su entusiasta escritura y su amor por los libros no dejaban traslucir los sesenta años que ya tenía cuando publicó La revolución de la imprenta en la Edad Moderna (1983), una obra básica y fascinante y de la que en su momento echamos de menos la traducción de los dos volúmenes originales con notas (1979). ¡Qué grandes historiadoras ha proporcionado América al mundo!
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