Si escribo sobre el discípulo, cómo no hacerlo sobre el maestro. Sobre John Huxtable Elliott, sir John Elliott, sólo hay elogios y es de los pocos historiadores que no despiertan recelos cuando se oye su nombre. En ello no sólo tiene que ver su posición de decano de los hispanistas, sino su extraordinario talento, sustentado por un riguroso trabajo y un distanciamiento muy británico de las pasiones hispanas.
Descubrí a Elliott con su El viejo y el nuevo mundo (1970), un libro aparentemente menor, pero que daba una nueva visión sobre el impacto del descubrimiento y colonización de América, especialmente sobre el impacto en Europa. Antes, para los modernistas que se educaron en los 60-70 del siglo XX, eran sobre todo La España imperial (1963) y La revuelta de los catalanes (1963) las obras que habían revelado una nueva manera de escribir Historia. Pero Elliott es mucho más que la España del Siglo de Oro, como ha demostrado en ese compendio de Historia comparada que es Imperios del Mundo Atlántico (2006) y en ese lúcido repaso a toda su obra en Haciendo Historia (2012).
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