martes, 30 de diciembre de 2014

JOSEPH PÉREZ (1931-2020)

Otra entrada para un hispanista, esta vez francés, aunque de orígenes españoles, pero no del exilio republicano. Quizás haya sido eso lo que le haya hecho decantarse por la España de los siglos XV al XVI, por la España del Siglo de Oro. Lo que es indudable es que escribe muy bien, con la claridad de lo sobrio y la equidistancia del que, aun simpatizando, ve los toros desde la barrera. 
Acabo de leer su primera obra sobre los comuneros (La revolución de las comunidades de Castilla (1520-1521), 1970) y es de esas tesis que ya no se hacen, fruto de horas y horas en los archivos y de momentos y momentos de reflexión. Igual que ahora, donde la tesis es el pasaporte a puesto universitario, no al conocimiento. O tempora, o mores!



En la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2014






martes, 11 de noviembre de 2014

CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ Y MENDUIÑA (1893-1984)

Recientemente he acabado de leer Una ciudad de la España cristiana hace mil años. Estampas de la vida en León (1926), una de las obras clásicas del medievalismo hispano, y a medida que iba avanzando por sus páginas iba maravillándome de cómo había sido capaz de no haberme acercado antes a ella. De acuerdo que la polémica entre Américo Castro y Sánchez-Abornoz nos parece muy lejana en el tiempo y en los intereses y reconozco que conceptos como la raza o  el volkgeist suenan sospechosos a los castos oídos de los políticamente correctos, pero no cabe duda que don Claudio fue un grandísimo historiador. La prueba es este pequeño libro, de una densidad que no apabulla, sino que deleita e incita a saber más, cargado de notas preñadas de una erudición asombrosa pero no estéril y escrito con una prosa deliciosamente arcaizante y que muestra hasta qué punto se había sumergido en la documentación de la época. En fin, un clásico, no cabe duda.
En las imágenes que he podido encontrar, don Claudio aparece mayormente ya anciano, pero dotado de la dignidad inconmovible que ni el exilio ni el franquismo le pudieron arrebatar, con su bastón cual cetro de los reyes que describiera en sus obras y un vaso de Coca-Cola que alza como si de la mismísima copa del cáliz de doña Urraca se tratara.

En su ciudad natal, Ávila, durante el último año de su vida






miércoles, 8 de octubre de 2014

JOHN H. ELLIOTT (1930-2022)

Si escribo sobre el discípulo, cómo no hacerlo sobre el maestro. Sobre John Huxtable Elliott, sir John Elliott, sólo hay elogios y es de los pocos historiadores que no despiertan recelos cuando se oye su nombre. En ello no sólo tiene que ver su posición de decano de los hispanistas, sino su extraordinario talento, sustentado por un riguroso trabajo y un distanciamiento muy británico de las pasiones hispanas.
Descubrí a Elliott con su El viejo y el nuevo mundo (1970), un libro aparentemente menor, pero que daba una nueva visión sobre el impacto del descubrimiento y colonización de América, especialmente sobre el impacto en Europa. Antes, para los modernistas que se educaron en los 60-70 del siglo XX, eran sobre todo La España imperial (1963) y La revuelta de los catalanes (1963) las obras que habían revelado una nueva manera de escribir Historia. Pero Elliott es mucho más que la España del Siglo de Oro, como ha demostrado en ese compendio de Historia comparada que es Imperios del Mundo Atlántico (2006) y en ese lúcido repaso a toda su obra en Haciendo Historia (2012).



Recibiendo el doctorado honoris causa por la Universidad de Alcalá









sábado, 27 de septiembre de 2014

GEOFFREY PARKER (1943-)

Llevaba ya un tiempo sin escribir algo, aunque siempre me estaban rondando la cabeza los magistrales hispanistas británicos, especialmente aquellos que surgieron en Cambridge y Oxford en torno a la figura de John H. Elliot. Y entre ellos destacaba, cómo no, Geoffrey Parker, al que me acerqué primero en su sintética y certera síntesis sobre Felipe II (1978), uno de los libros de cabecera de los modernistas del XVI desde hace treinta años. De la síntesis hemos pasado a la monografía exhaustiva en esa monumental biografía sobre el mismo monarca que publicó hace cuatro años, y ahora a un intento de Historia global con su El siglo maldito. Es esta obra magnífica una muestra de cómo la realidad (léase cambio climático) siempre influye en las elecciones y en las perspectivas de los historiadores, por si acaso a estas alturas había alguien que todavía pensaba en el gremio como seres que literalmente sólo viven en el pasado. Pero también es la demostración de que sólo en las universidades norteamericanas (Parker es catedrático en Columbus, Ohio) se puede hacer este tipo de Historia, pues sólo ahí disponen de los recursos suficientes para acumular fondos bibliográficos y tener investigadores que trabajen en equipo como Rubens en su taller. Aquí, sin dinero, sin libros, sin colaboraciones y casi sin ideas sólo podemos aspirar a ser pequeños Vermeer que pintan su entorno, nunca el paisaje que hay al otro lado de las ventanas.







sábado, 5 de abril de 2014

LAURENCE REES (1957-)

Rees no es un historiador académico al uso y alguno podría señalar maliciosamente que es sólo un magnífico divulgador de todo lo que tiene que ver con la desgracia nazi y la Segunda Guerra Mundial. Pero Rees ha investigado también a su manera, recogiendo testimonios orales de testigos vivos de esa época (¡ay, si pudiéramos viajar en el tiempo...!), ha leído todo lo que se podía leer sobre el tema, se ha preguntado a sí mismo por qué en innumerables ocasiones y luego ha escrito libros (Auschwitz: los nazis y la Solución Final, Los verdugos y las víctimas, El oscuro carisma de Hitler...) y rodado documentales (Nazis: un aviso de la Historia, El oscuro carisma de Hitlerde una claridad absoluta. ¿Qué más se le puede pedir a un historiador?






sábado, 1 de marzo de 2014

KEITH LOWE (1970-)

Acabo de descubrir una nueva Europa, una Europa que no conocía y a la que, como todos, había mitificado: la Europa de la Segunda Guerra Mundial y su inmediata posguerra. Las fechas son sólo hitos que nos proporcionan puntos de referencia, pero pocas veces jalones que acoten el espacio del tiempo, que parcelen con rotundidad las eras en las que los humanos dividimos el pasado para darle una apariencia de sentido. Nadie se acuesta medieval y se levanta moderno, la Segunda Guerra Mundial no acabó en abril del 45...
Continente salvaje, el libro de Keith Lowe nos describe una Europa en la que víctimas y verdugos intercambian sus papeles y los odios atávicos se enseñorean de lo que hoy consideramos paradigma de la civilización y la cordura, el verdadero final de un mundo caracterizado por la convivencia (frecuentemente difícil) de pueblos diversos. ¿Es mejor crear naciones cultural y étnicamente homogéneas, acabar con el enemigo politico sabiendo que si gana vendrá de nuevo el horror, olvidarlo todo para no intentar revivirlo?, son las dudas que nos asaltan cuando terminas un libro magnífico que te hace cuestionarte todo.

miércoles, 12 de febrero de 2014

PATRICK LEIGH FERMOR (1915-2011)

Patrick Leigh Fermor, Paddy, no fue exactamente un historiador, pero sus libros están empapados de ella de una forma tan vívida que en él el pasado se hace presente. Y no fue una persona con una formación universitaria reglada, aunque su paso por la secundaria británica le imprimió el gusto por los clásicos. Por otra parte, junto a la historia, le acompañaron durante toda su vida la curiosidad por el saber y la pasión por las lenguas, además de su amor por Grecia. No sólo la Grecia antigua, sino más aun, la Grecia moderna, esa Grecia que el turismo y la modernidad han hecho desaparecer. 
Por eso, porque sus libros son una mina de datos y análisis históricos (Mani, Roumeli, El tiempo de los regalos, Entre los bosques y el agua...), porque su escritura puede magistralmente hacer revivir tiempos perdidos (increíble la descripción de la corte bizantina cuando se encuentra con un presunto descendiente de los basileos constantinopolitanos en Mani), en definitiva, porque me encantan sus obras, lo traigo aquí.
En Ítaca en 1946.


En 1990.


En 2007 el día de su santo.
Trabajando en su estudio, en Kardamyli, en 2004